martes, 24 de septiembre de 2013

¿Por qué tallar huesos?

No tengo memoria, y mira que presto atención. Voy tan concentrado por la vida, que las primeras arrugas que me salieron, fueron ahí, en medio de las cejas. Antes pensaba pocas veces en el pasado, ¿Para qué? Me acuerdo de muy poco, cosas sueltas sin conexión aparente, como si tuviera el cable de la memoria suelto y de vez en cuando hiciera contacto al azar, o al tener la cabeza en una posición concreta, en un gesto especial hecho sin darme cuenta. No me acuerdo de muchas de las cosas que se consideran importantes en la vida, pero recuerdo otras, que en principio no valen para nada. Por ejemplo, recuerdo a mi abuelo tallando hueso (el de la foto con mamá) y eso que vivía a 600km de casa y murió cuando yo tenia 13 años. Recuerdo el ruido del torno al taladrar, que doblaba la lija en trozos pequeños para llegar a los huecos, y sobre todo, el olor del hueso de ballena mientras lo perforaba. 

Otra vez que debía tener la cabeza inclinada en el gesto adecuado para que el cable de memoria hiciera contacto, fue cuando estaba leyendo: "si quieres empezar un nuevo proyecto desde cero, busca algo que realmente te guste, porque tendrás que dedicarle tantas horas que, de otra forma, no lo vas a aguantar". Parece una tontería, pero saber lo "que realmente te guste", no es nada fácil, es más, es como una pregunta trampa. Te recomiendo que solo intentes averiguarlo en caso de auténtica necesidad y nunca si estás deprimido. Después de darle muchas vueltas a la cabeza, lo normal es que llegues a un callejón sin salida y termines preguntándote ¿Que he estado haciendo todos estos años? Y cosas así... El caso es, que cuando se me terminó el paro (3 meses) y después de denegarme el subsidio para mayores de 52 años (ahora para mayores de 55), tuve que ser sincero y contestar la pregunta: ¿Qué quiero hacer? ¿Cómo quiero ganarme la vida? Y si, ya sabéis la respuesta. Tallando hueso como mi abuelo Pepe.

- ¿Estás loco? ¡¿Pero tu has tallado algo en tu vida?!
- No.
- ¿Entonces?

Con esto de la memoria, también puede ser, que a partir de los 50 empecemos a recordar más, las cosas que nos pasaron cuando teníamos 10 años, que las que sucedieron hace 10 minutos. Viene a cuento, porque más o menos con esa edad, 10 años, yo estudiaba laúd con mi hermano Marcos en OSCUS ( no me preguntéis que significa, no me acuerdo ). Este hermano, al que le llevo un año y medio, en aquella época era más alto y fuerte que yo. Genética. El archivo de memoria es de un lunes después de clase. Vamos juntos a un examen de laúd. Teníamos que tocar "Santa Lucía". El profesor de música muy serio, nos dijo que practicáramos el fin de semana. Yo estaba contento, trabajé duro sábado y domingo, sabía tocarla de corrido y sin fallar ninguna nota. Marcos, sin embargo, no tocó el laúd en los dos días. Ni lo había sacado de la funda. Primero toqué yo, estuve bien, sin nervios, sin fallos. Pero cuando empezó a tocar mi hermano, te juro que sonaba como música celestial, toda la clase se quedó en silencio, te ponía la carne de gallina.  Y si, ya sabéis lo que me dijo el profesor... Tienes que practicar más, como tu hermano. Entonces me pareció una injusticia. Pasado el tiempo, me daría cuenta de que sólo es... pura genética. 

Mis recuerdos serán pocos, pero empiezan a tener sentido. Vale, de música nada. Pero... ¿Y si heredé los genes de mi abuelo? Lo voy a intentar. He decidido ser "El escultor de huesos".

1 comentario:

  1. El escultor de huesos... ¡qué bien suena! ... maneja el taladro como Marcos el laud. Que lo sé yo. Pura genética... ¡Te deseo mucha suerte, escultor de huesos en tu andadura!

    ResponderEliminar